A la hora de hablar de Farmacia es poco común que la palabra “Genética” pase por nuestras cabezas, sin embargo los estudios realizados en los últimos años indican que ambas ramas de la salud están mucho más relacionadas de lo que anteriormente se creía.

La genética es la base de todos los procesos corporales, desde el desarrollo y crecimiento corporal hasta la respuesta a los estímulos externos diarios se ven moduladas por el ADN, la ingesta de medicamentos puede ser considerada como uno de estos estímulos.

Los medicamentos que consumimos comúnmente no son más que químicos similares a las moléculas que nuestro propio organismo produce, al tener una identidad compartida son capaces de ser procesadas por nuestro cuerpo y producir las señales que ocasionarían las moléculas a las cuales son símiles, algunas de ellas incluso están modificadas para mejorar o potenciar la respuesta de nuestro cuerpo.

Estos eventos son modulados por nuestro organismo ya que varios de estos medicamentos deben ser procesados previamente por enzimas secretadas por nuestros órganos, proceso que a su vez está modulado por los genes. Existen casos en que, gracias a variaciones en el código genético, las enzimas que generamos presentan una eficiencia modificada (Ya sea potenciada o disminuida) algo que repercute directamente en qué tan eficientes son algunos medicamentos. Este descubrimiento es la base de la farmacogenética, rama de la salud que busca estudiar las diferentes variantes genéticas y cómo estas afectan la respuesta a ciertos medicamentos.

Un ejemplo bastante común es la presencia de mutaciones en el gen BRAF las cuales causan una respuesta disminuida a la acción de tratamientos anti-cancerosos, o mutaciones en el gen MTHFR que disminuyen la absorción de ácido fólico.

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