Los hombres y mujeres se diferencian de manera genética gracias a su estructura cromosómica, un ser humano común cuenta con 23 pares de cromosomas que a su vez pueden definirse como cuerpos de material genético extremadamente compactados. De estos 23 pares de cromosomas uno de ellos determina si una persona será hombre o será mujer, este es el denominado el “Par de cromosomas sexuales”.

Existen dos posibilidades en cuanto a los cromosomas sexuales se refieren, el cromosoma puede ser X o puede ser Y, las mujeres cuentan con 2 copias de cromosoma X y los hombres con una copia X y una Y.

En el campo de la genética llama la atención las grandes diferencias existentes entre ambos cromosomas, el X es de gran tamaño y con vasta cantidad de información necesaria para el desarrollo del feto, sin embargo el Y es de tamaño reducido y pareciera no poseer mucha información.

Hasta hace una década se creía que el cromosoma Y era un “cementerio” de información genética y que no contaba con información realmente relevante para el desarrollo embrionario, sin embargo con el avanzar de la tecnología y el surgimiento de nuevas técnicas de análisis genético y secuenciación, se ha descubierto que este no es el caso.

Más allá de la poca información que pareciera aportar el cromosoma Y, se ha observado que juega un papel importante no sólo en la diferenciación sexual, en este se encuentran genes que juegan un papel importante en el desarrollo germinal, mantenimiento celular e incluso genes que regulan la altura corporal. Es importante destacar que la ausencia de este cromosoma genera anomalías importantes en el desarrollo como el síndrome de Jakob.

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