Hoy en día la relación entre el acto de fumar y el desarrollo de cáncer es conocimiento común, aquellas personas que poseen el hábito de fumar tienen un riesgo incrementado al desarrollo de cáncer no sólo de pulmón sino también de faringe y esófago.

Este riesgo incrementado de desarrollar cáncer se da gracias a la nicotina que es el alcaloide que se encuentra con más frecuencia en el cigarrillo. Gran cantidad de estudios han demostrado que la nicotina genera gran cantidad de efectos al entrar en contacto con las células del epitelio pulmonar así como también al entrar en contacto con las células del tejido blando de la faringe y esófago.

Uno de los efectos más relevantes que tiene este alcaloide es la potenciación del proceso de crecimiento celular y angiogénesis (Formación de vasos sanguíneos), este proceso aunado a una inhibición parcial del proceso de apoptosis (Muerte celular programada) causa un crecimiento anormal de los tejidos de los órganos antes mencionados que eventualmente deriva en el desarrollo de cáncer.

Cabe destacar que la nicotina también actúa como un agente citotóxico dañando el material genético, causando mutaciones graves y evitando el funcionamiento celular correcto. Es gracias al efecto antes mencionado que la nicotina no sólo genera grandes riesgos para mujer es embarazadas sino que en el hombre produce daños importantes en el esperma causando infertilidad y, en el caso de una fertilización exitosa, pone en riesgo el desarrollo adecuado del feto.

Por último se tiene que, como la nicotina también puede circular a través del torrente sanguíneo tiene la capacidad de entorpecer el proceso de reparación celular en otros tejidos y órganos lo cual puede promover el crecimiento de otras células tumorales derivando en gran cantidad de tumores.

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